Se trata de una historia-mito-leyenda de un ave que renace de sus propias cenizas.
Muere por el fuego, metáfora del sol, y entra en la inmortalidad resurgiendo de sus cenizas.
Es un mito universal, localizado en China-en forma de dragón-, a nosotros nos llega desde la mitología griega, pasando por Dante y Quevedo.
Pero también es propio de otras culturas, como la hindú, donde el ave se inmola-a los 500 años-dando paso a la estación primaveral.
En Egipto se llama Benú y es el precedente del mito griego.y es de color púrpura y construye una torre de madera, a la que prende fuego y a ella se arroja.
Esta leyenda influyó, de tal forma en la posteridad que en la Edad Media europea se creía que este animal mitológico vivía en Arabia y emigraba, periodicamente, a Egipto para inmolarse en el fuego.
Curiosamente, en esta época, se creía que Egipto era la cuna de la alquimia.
Hesíodo enumera hasta 9 el número de vidas de este animal.
En la América precolombina el ave acompaña, siempre, al dios Quetzalcoatl.
El cristianismo, en sus albores, atribuye las propiedades del ave a Cristo
Para el latino Plinio es un águila multicolor. En su Historia Natural dice que el Ave vive sin alimentarse.
San Isidoro le calcula 5 siglos de existencia.
En resumen, es un animal mitológico que hunde sus raices en culturas tan distintas como la griega o la persa.
Aparte de esto, todos los que intentamos, poco a poco, superar las limitaciones que una grave enfermedad nos impone, nos sentimos identificados con el Ave Fénix
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