Resulta que ayer tuve que hacer un alto forzoso en mis actividades para ir a la compra. Ya sabeis; productos de higiene como champú, gel, colonia, etc. Para ayudarme e l CAMF donde me encuentro, ( ¡ Que bien te tratan !, dice mi más querida amiga - y tiene razón - ) puso a mi disposición los servicios de un voluntario. Se llama Alfonso. Es miembro de La Armada y vive en Ferrol. Es una buena persona y un budista convencido. Yo, sabiendo su condición naval, quise debatir con él de historia naval. Muy diplomáticamente me dijo que desconocía la historia naval y que nunca le había interesado. Que entró en La Armada como especialista y en tiempos de crísis. Me habló de sus viajes y experiencias. Estas lo llevaron a practicar el Yoga - espiritualidad, lo llama él, en la que es un experto - Me contó lo que era, de verdad, el Yoga. He de decir que desconocía lo que me contó. A mí, el Yoga, no me interesa demasiado. Pero después de hablar con Alfonso - Y de ver lo que el Yoga le aportó - tendré que revisar mis prejuicios. Fuimos a Alcampo y allí, con su ayuda, compré lo que necesitaba. A la vuelta, en el bus sin ventilar, me dió un golpe de calor ( iba demasiado abrigado para la tarde primaveral que tuvimos. Alfonso me ayudó a desabrigarme y me acompañó a mi habitación. Y allí me dejo, en manos de mis excelentes cuidadoras.
¡ Que buena labor la de Alfonso !. Ha reafirmado la buena impresión sobre los voluntarios que Toñi había dejado en mí. Gracias, Alfonso.
Por otra parte - y por la mañana - hable con Gloria. Gloria es la psicóloga del Centro. Según confesión propia, está aquí para ayudarnos a los residentes. ¡ Y doy fé de que lo hace !. No hace falta que vayas al despacho a pedirle ayuda. ¡ Es ella la que acude a tí para ofrecértela. Es toda una psicóloga vocacional. Hace poco tuve un problema de adaptación y ella - con ayuda del otro personal de este CAMF - lo está solucionando. ¡ Gracias, Gloria !.
Y eso es todo. Y no es poco. Todo ello hace que, cada día, esté mejor aquí.
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