martes, 8 de abril de 2014

CANADA, ESCOCIA Y CATALUÑA

   Se habla, en los últimos tiempos, de dos ejemplos para comparar el fenómeno separatista - ¡Uy, perdón ! quise decir soberanista de Cataluña. Enseguida salen a relucir Canadá y Escocia.
 Lo que no se dice es que son rarísimas excepciones entre las democracias. Y no se dice que Cataluña, historicamente, no tiene nada que ver. Por mucho que se empeñe la exministra de Defensa. Esta catalana de apellido charnego - Chacón - es una de las responsable del desaguisado que nos atenaza. Desde hace años viene sosteniendo, de forma discutible, creo, la similitud de los casos escocés ( territorio ocupado militarmente por Inglaterra desde 1747 ) y canadiense ( producto de la influencia repartida - en tablas - de dos imperios distintos: el inglés y el francés ) con el caso catalán - incorporado a la Corona de Aragón primero- y, a través de esta, a la española desde tiempos inmemoriales -
 Por otra parte, la mayoría de las democracias que nos rodean - Francia, por ejemplo, ni siquiera se plantean que un territorio pueda decidir, uniteralmente, un destino que compete a la Soberanía Nacional ( es decir, a todos los ciudadanos). Lo que tampoco se dice es que este problema tiene su origen en la pérdida de poder de la oligarquía catalana con la independencia de Cuba. Esto ya fué denunciado por Ortega, en su día. Esto no fué advertido por una izquierda incapaz de ver en la Soberanía Nacional un instrumento para la igualdad de todos los ciudadanos. Ni por una derecha política identificada con la derecha económica que, en
 Cataluña, es separatista.
 Estas son premisas a tener en cuenta - creo yo - antes de enfrentar, democraticamente, este problema


El Príncipe Felipe y el líder separatista catalán  Artur Mas
                                 

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