El núcleo de nuestra compañía se formó en 1940. En tierras africanas, donde nos encontramos los exiliados, los aplastados. Estábamos, los republicanos españoles, en los puertos del Africa Occidental Francesa. Eramos comunistas, socialistas, anarquistas o, simplemente, republicanos. Habíamos huido de España para salvar nuestras vidas. Pero, enseguida, nos encontramos con la desconfianza francesa. Fuimos carne de cañón contra Hitler. Y volvimos a perder. Y acabamos en las colonias. La mayoría en el Regimiento de Marcha del Chad, en su 9ª Compañía, bajo el mando del Capitán Dronne. Un tipo de derechas, pero demócrata, que enseguida descubrió nuestro valor y espíritu de sacrificio. Por eso nos respetó siempre y nos guió con su ejemplo. Y, con él, ingresamos en el Cuerpo Franco de Africa.¡Que Ironía. Acudimos, con De Gaulle, al juramento de Koufra, a la lucha contra Adolfo, el amigo de Franco.
En 1942 luchamos contra el Afrika Korps de Rommel. Y vencimos, por primera vez.
Cuando, en Mayo de 1943, entramos victoriosos en Bizerta, sentimos, por primera vez, la alegría del vencedor-tan extraña para nosotros-Pero...¡Estábamos tan lejos de nuestra España¡.
Fuimos los fundadores de la División Leclerc, junto a 16000 hombres. Nosotros pensamos que seríamos, en el futuro, el germen del nuevo ejército republicano para derrotar a Franco.¡Que ilusos¡.
Leclerc nos llamaba sus cosacos. Pero no nos permitió bautizar, uno de nuestros carros, con el nombre de nuestro Buenaventura Durruti.
De Marruecos, en barco, fuimos trasladados a Gran Bretaña. Nos entrenamos sin descanso. No pudimos participar en el Día D, por la desconfianza de los americanos-cuyo jefe era Eisenhower, futuro amigo de Franco-. Pero, a finales de Julio, la situación se hizo muy difícil. Y fuimos llamados,por Patton, para reforzar el III Ejército, bajo sus órdenes. Y desembarcamos en Utah Beach, al norte de la bahía de Carentan. De aquí comenzamos a liberar ciudades francesas. Creímos que nuestra sangre, derramada abundantemente, acercaba a España a la libertad.
El 20 de Agosto de 1944, nuestros carros liberaron y desfilaron por París. Pasearon nombres legendarios como Madrid, Guernica y Ebro.
En Eccouché capturamos más de cien prisioneros alemanes. Extendimos, y no sería la última vez, la admiración entre nuestros compañeros franceses.
Banderas galas nos recibieron. Pero echamos de menos las tricolor que tanto habíamos defendido.
A principios de Septiembre, en Andelot, batimos, de nuevo, nuestro record, capturando trescientos prisioneros alemanes. Cruzamos, a sangre y fuego, el Mosela, a costa de varios heridos.
A finales de Septiembre formamos, ante De Gaulle, para que fueran condecorados Dronne y nuestro subteniente, canario, Miguel Campos. Aquí, los españoles, nos sentimos reivindicados.
En Noviembre comenzó la campaña de Alsacia y, a nosotros, nos tocó luchar por Estrasburgo, que acabamos tomando.
Llegó un invierno terrible, en el que cruzamos el infierno alemán. Perdimos hombres por congelación y el fuego alemán.
Llegó la primavera y tomamos-con la cía Easy del 506º Aerotransportado de EE.UU.- el Nido del Aguila de Hitler. El 8 de Mayo los alemanes se rindieron. Y nosotros habíamos perdido, en la lucha por la victoria 35 muertos. Sólo 16 miembros de la 9 acabamos la guerra intactos.
Esto nos supuso un trago amargo. Pués Franco sobrevivió a la guerra y murió en la cama. Mientras tanto yo abandoné-amargado-el ejército francés. Lo que no abandoné fué el contacto con mis camaradas españoles. Ahora, con 97 años, y junto con la mujer de mis sueños, he visto como mis camaradas-supervivientes de la guerra-se han ido. En España hay democracia, no exenta de problemas. Pero mi tiempo se acaba. Me voy agradecido por compartir mis últimos días con una mujer maravillosa y por haber formado parte-con otros- de una compañía legendaria, llamada La Nueve
la División Leclerc en París |
Nota del Autor; Este relato pretende ser un homenaje a los hombres de La Nueve
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