La Madre de la Niña de las Películas

Ella fué una mujer que nunca lo tuvo fácil. Su infancia transcurrió en una España herida por la guerra, el miedo y el hambre.Pero la sangre que corría por sus venas, sangre de poetas, le pedía sueños. Sueños que encontró un buen día, en un cine al que acudía con su hermano. Cine al que pudo volver, en varias ocasiones, gracias a sus dotes de contorsionista. Su flexibilidad divertía a sus compañeros de cola y le valió para financiarse la entrada-suya y de su hermano-a esa sala donde soñar. Con el tiempo conoció a un chico bueno, honrado y trabajador, del que se enamoró irremediablemente y que la acompañó en sus sueños.¡Y, además se parecia a Paul Newman¡. Con ese chicó se casó, y formó una familia. Lo primero que tuvieron fué una niña. Y la madre no le contaba cuentos de pequeña. Le parecía una pérdida de tiempo..¡Habiendo películas tan bonitas que contar¡. Y eso hacía todas las noches, antes de dar un beso de buenas noches a su niña. El tiempo pasó y la niña creció con las películas que le contaba su madre. Esta terminaba sus historias de cine con la misma frase: Y recuerda hija; cuando seas mayor sé libre y busca un hombre que, sobre todo, te quiera mucho.
 Pero la niña se hizo mayor y la madre esperó la llamada feliz.Pero esta no llegaba. Un día se puso una de sus peliculas preferidas, y, en la mejor escena, sonó el teléfono;
- Mamá, soy yo-ella ya había reconocido la voz- ¡Lo he encontrado¡.
La madre, satisfecha, reparó que, en ese momento, estaban echando en la tele su película preferida; Carta de una desconocida