Se sentó en su silla, con ayuda. Como había necesitado ayuda para levantarse, ducharse y vestirse. Desayunó pronto. Se percató de que le daba tiempo a pasear antes de acudir a terapia ocupacional y a fisioterapia. Desayunó y se dirigió, siempre en si silla, al exterior. Aunque, el día anterior, lo habían pesado y comprobó que había adelgazado 3,6 kilos en un mes , esa mañana se encontraba triste. Al salir reparó en el calor.La primavera agonizaba. Sin embargo el cielo estaba triste, nuboso, gris y ceniciento-como diría Hemingway. El recuerdo de su escritor favorito lo entristeció, aún más. Recordaba los días felices en que lo había descubierto.¡Tan lejanos¡. En esto sonó su teléfono. Una voz femenina, muy dulce, que enseguida identificó, le habló: Hola mi amor. Soy yo. Solo llamo para decirte que te quiero y que estoy orgullosa de tí.
Sonriendo levantó la vista y pudo ver como, a través de las nubes, se colaba un rayo de sol. Al mismo tiempo, una vivificante brisa acarició su rostro.
Vamoooossss Leónidas.... Que llevas muchas batallas ganadas... Queda menos para ganar la guerra, y tienes a tu lado a la mejor musa que puede existir... Con ese ejército compuesto por la mejor soldado del mundo mundial, no cabe la derrota.... Besossss....
ResponderEliminarBienvenida a la lucha.¡Ahora si que somos invencibles¡
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