Pero la vida - imprevisible y súbita -les puso a prueba. Y, contra todo pronóstico, la superaron. Pasaron los años, muchos años. Pero el tiempo, cementerio de muchos amores, fortaleció el suyo. Lo soportaron todo ( la separación forzada y la incomprensión de los otros ) Las circunstancias los unieron más. De esta forma su amor se hizo indestructible - a pesar, o quizás por ello - ante las maledicencias y envidias.
En estas cavilaciones estaba, él, inmerso él cuando ella se despertó a su lado, sonriendo. Lo miró como ninguna mujer lo había mirado antes. Y , ninguna, lo volvería a mirar. Estaba seguro. Por eso sabía que ya no tenía que buscar más. La había encontrado. Su corazón se lo había dicho; ¡ Amala!. Y eso era lo que hacía. E iba a hacerlo hasta el fín. Y después. Por eso hizo lo que le pidió el cuerpo : la besó, tiernamente.
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