domingo, 30 de marzo de 2014

LA VICTORIA

 Manuel tenía 27 años aquél 1 de Abril de 1939. Estaba felizmente casado y tenía un hijo - luego tendría una niña -. Pero pasó aquel Día de La Victoria convaleciente. Recuperándose de las graves heridas que le había producido el impacto de un obús soviético - en Asturias - casi dos años antes ( y que estuvo a punto de arrancarle la pierna ) Por eso no participó en la toma de Madrid, que condujo al final de la guerra. Pero no le importó. No comprendía que algo que tuviera que ver con la Guerra Civil se celebrara. Porque Manuel era un hombre de paz ( al que la guerra- como a tantos otros supervivientes - de los dos bandos - había marcado, psicologicamente, para siempre ). Con el paso del tiempo, la hija de Manuel tuvo un niño; yo. Un niño que no entendía el fondo de amargura que latía en las historias de la guerra que le contaba su abuelo. Pero me quedé con el mensaje que siempre me repetía: Una Guerra Civil es lo peor que hay. Ese mensaje lo fuí entendiendo - poco a poco - con los años.
 Por eso hoy, en las vísperas de los 75 años del final de la Guerra, quiero recordar a mi abuelo - y a los millones de abuelos que lucharon - desde los dos bandos - por una España mejor que, probablemente, hoy, no nos merezcamos. Y ruego a los españoles que hagan caso a lo que, a mí, me decía - emocionado - mi abuelo :  Una Guerra Civil nunca más.


Desfile de la Victoria. Madrid 1939
                                 

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