A partir de 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas proclamó el 8 de Marzo como Día de la Mujer Trabajadora. Esta Jornada tomó un carácter reivindicativo cuando, en 1911, murieron - en Nueva York - centenar y medio de trabajadoras inmigrantes, víctimas de condiciones de trabajo precarias y peligrosísimas. Hoy, cien años después, se ha avanzado mucho; pero, todavía, queda mucho por avanzar.
Pero, a mi juicio, es cuestión de tiempo ( en el Primer Mundo ). El asunto debe de enfocarse desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades. En ese terreno las mujeres llevan las de ganar. Y me parece bien.
Pertenezco a una generación - quizás la primera - que ha visto las carreras universitarias ( y las listas de oposiciones ) llenas de mujeres. Estas han sido mis compañeras de trabajo. Además tengo más amigas que amigos. Y una de ellas es una persona muy especial para mí. O sea, que las conozco bien. Tan bien como para asegurar que las cuotas - tan necesarias en otros tiempos - pronto se les quedarán pequeñas.
En una sociedad basada en el mérito y la capacidad ( como debe ser ) la cuota del 50% se les quedaría pequeña. ¡ Coparían casi todos los puestos!. Y, a eso debemos ir. Ese es el campo femenino. Yo, por mi parte, he de reconocer que, en tiempos difíciles - como los que yo estoy viviendo - No hay mejor ayuda que la de una mujer ( ¡ Ellas son la Nueva Esparta!). Por eso quiero aprovechar este aniversario para rendirles un merecido tributo y augurarles un brillante futuro.
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