Avisé a las auxiliares y, enseguida, me tranquilizaron y se pusieron a buscarlas. En la búsqueda participó Fernando (el de la puerta) que me ha distinguido con su amistad y me dio, hace poco, un regalo que luciré con orgullo.
El cambio de turno no supuso, más bien al contrario, un cese en esta búsqueda. Finalmente las gafas fueron encontradas por Cintia y Sofía. Ello supuso el brillante colofón de una historia que empezó en enero de 2013 y está a punto de terminar. La de los desvelos de mis ángeles de Bóveda que, dirigidos por Fernando, el Dire, me han ayudado, sobremanera, a pasar estos difíciles meses.
Tenéis mas información sobre este centro en esta web. ¡Y aún me preguntan, en broma, si los voy a echar de menos!.
Mis Ángeles de Bóveda |
Que bonita historia de AMOR !...FELICIDADES a esos ángeles de Bóveda,por poner el ALMA en lo que hacen. Eugenia.
ResponderEliminarGracias, Eugenia, ¡Y me quedo corto en mi narración¡
ResponderEliminarTu también eres mi ángel insular
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