Recordamos, los que éramos adolescentes o jóvenes el 23-F de 1981, la intervención del Rey, vestido de uniforme, ordenando a las Fuerzas Armadas, de las que era —y es— Jefe supremo, que acataran la legalidad vigente. Así paraba un golpe de Estado que parecía imparable. Posteriormente lo hizo hablando, personalmente, con los Capitanes generales de cada Región militar. Muchos de ellos admitieron, posteriormente, que ello les había puesto a defender la Constitución. Entonces, el Monarca, fue la solución.
Pero han pasado más de treinta años. Hoy es un anciano imposibilitado, por la edad, a arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones —como le encomienda la Constitución— Además está acosado por la corrupción de su yerno y, probablemente, su hija. Ante esto ¿Qué hacer?
Si permanece en el trono, y no abdica, el tema puede ir a peor. Si abdica lo hará en el Príncipe, casado con una republicana, que despierta muchas dudas. Por si los problemas de la sucesión fueran pocos, se plantean mientras es atacada, seriamente, la propia existencia de la Nación (origen y depositaria de la Soberanía).
Quizás ha llegado el momento de la regeneración política, en forma republicana, que —a través de una reforma constitucional— devuelva la soberanía nacional al pueblo español —y no a una parte de él— a través de una auténtica separación de poderes y dándole, al Jefe del Estado (Elegido en las urnas) un poder efectivo y fuerte, separado del Legislativo.
Mi referencia y propuesta es el modelo francés.
No estoy seguro de mi propuesta. Cuanto más años tengo menos propuestas tengo claras. Lo que sí me temo es que, si seguimos así, asistiremos, no sólo, al fin de la Monarquía. Veremos el fin de la Nación. Ese es nuestro dilema. Y el problema.
El Rey, camino del hospital |
OPINO EXACTAMENTE LO MISMO !!!...Como nos demoremos mucho tiempo...ni NACIÖN tendremos...
ResponderEliminarComparto tu preocupación. Gracias, Guidmo2010
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