El principio de este movimiento se encuentra en Francia, en algún momento de la década de 1880.
Frente al Idealismo, Realismo e Impresionismo - comprometidos con los problemas políticos y morales de su época - los idealistas, desengañados por la politización de la pintura, buscan nuevos valores estéticos y espirituales. No quieren una Pintura enraizada en la realidad del momento . Se busca un arte que transcienda la realidad.
Basados en las reflexiones de Schopenhauer, los simbolistas rechazan la cotidianeidad y el positivismo. Se considera que el mundo visible, más que real, está basado en apariencias. Su valor sólo cobra sentido como reflejo de valores eternos. Por eso prefieren sugerir a mostrar, apelar a la imaginación antes de hacerlo a los sentidos estricto sensu. Analizan el Yo desde la emoción.
Los objetos son interesantes en cuanto despiertan emociones y sensaciones. Los simbolistas estudian la espiritualidad, huyendo de lo tangible. La tendencia hacia el misterio, hacia el mundo de las sombras, es inevitable. Para ello se apoyan en los estudios freudianos sobre el mundo onírico y la importancia de los símbolos en el subconsciente.
Un ejemplo de Pintura Simbolista |
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