Llevo aquí unos pocos días. Sin embargo me ha dado tiempo a conocer dos historias - curiosas y ejemplarizantes - que paso a relataros.
La primera es la de Ramón ; El capitán Ramón. Este hombre entró en el Ejército en 1939, con 19 años de edad. Lo hizo en una España hambrienta en la que ser militar era una tabla de salvación. Y, en el Madrid de la época - escenario de venganzas salvajes y hambrunas - era un modo seguro de moverse y comer. Como tenía mano para el dibujo, ingresó en el Centro Geográfico del Ejército. Dice que era el único soldado que, por entonces, ganaba un sueldo. Allí pasó más de la cuarentena de años. Se ganó el respeto de sus superiores - en una época y una institución en las que no había subordinados, sino inferiores-. Y alcanzó la graduación de Capitán
Nuestro protagonista ( que acabó su carrera, voluntariamente, en Coruña ) no se retiró sin entregar el mando - expresión castrense que usa con solemnidad - a su hijo.
En contra de lo que podía parecer, es un hombre tolerante y sociable. Es un ejemplo de anciano que enfrenta su incierto futuro con dignidad y señorìo.
Otro de los señores que, por aquí, pululan es Giovanni. Se trata de un inmigrante italiano que vino a España en l950. Trajo a Coruña su inmensa capacidad de trabajo y alguna técnica nueva para la conservación del frío ( técnica que me explicó pero que no recuerdo) Aquí montó la Heladería La Italiana. En poco tiempo, la técnica novedosa y su capacidad de trabajo, le hicieron un hueco imprescindible en el ocio coruñés. Yo recuerdo la heladerìa, a primeros de los 80, como un templo del placer gastronómico. He de decir que mi vecino, Giovanni, no tiene buen carácter. Pero, ¿Quien lo tendría en una Residencia ( por muy lujosa que esta sea ) de Ancianos despuès de pasarse tanto tiempo trabajando duramente ?.
Estas son las historias que he conocido, en estos días, y que creo que no deberìan quedar sin ser divulgadas ampliamente. Historias de Capitanes y Helados.
Heladería La Italiana |
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