Periodista, novelista, corresponsal de guerra y cazador. Sus obras parecen inspiradas en su vida y, esta, parece el tema de unas de sus obras. En sus obras es difícil distinguir la realidad de la creación de su portentosa imaginación.
Ernest Miller Hemingway nació en
Oak Park (Illinois). Nació el segundo hijo de una familia de seis, cuyo padre era médico y cazador apasionado. Esa pasión, la caza, fué heredada por Ernest. El niño nació a finales de Julio de 1899.
Su madre, música aficionada, le educó en este arte.
A los tres años, su padre le enseño a pescar y, nueve mas tarde, a cazar.
Con estas aficiones pasaba su tiempo libre, que le dejaba el estudio en el Instituto de
Oak Park and River Forest. El tiempo libre lo pasaba en la cabaña familiar del
Lago Balloon
También se aficionó a los deportes, practicando el rugby y llegando a ser capitán del equipo de water polo. Boxeador amateur, practicaba este deporte con sus amigos. Enseguida destacó en los estudios de Lengua, dejando de lado las asignaturas de ciencias, para desesperación de su padre.
Colaboró en el periódico escolar, bajo el pseudónimo de
Ring Lardner.
Se enfrentó a sus padres al no querer estudiar en la Universidad de Michigan. Encontró trabajo en el diario
Kansas City Star
Desde la entrada de los Estados Unidos en la I Guerra Mundial, se unió al
Cuerpo Expedicionario Aliado como otros escritores de su generación.Pero un defecto en la vista le cerró el camino al alistamiento como combatiente, aunque consiguió ser destinado como conductor de ambulancias.
En Mayo de 1918 llega a Francia y se traslada al frente italiano como oficial. Ese verano, en el transcurso de una operación de evacuación de heridos, es herido por el fuego de artillería de los austríacos.
No obstante, herido en las piernas, corrió 40 mts para poner a salvo a un italiano herido.
Condecorado con la italiana
Medalla de Plata al Valor.
Salva su pierna,
in extremis, gracias a los cuidados de la enfermera Agnes Von Kurowsky, de la que se enamora y con quién inicia una apasionada relación.
Ella era mayor que él y rechazó la propuesta de matrimonio de Ernest.
Esto provocó en el joven una profunda herida sentimental que nunca pudo curar y le llevó a una desastrosa vida sentimental, con otras mujeres.
En 1919 volvió a Norteamérica y comenzó a escribir para el
Toronto Star.
Se casó, en 1920, con Elizabeth Hadley. Ella era mayor que él. En 1922 se fueron a París, destino de la
Generación Perdida. Aquí nace su hijo al que llamó Nicanor en homenaje al matador Nicanor Villalta.
En París, y gracias a Gertrude Stein, entra en contacto con otros escritores de
La Generación Perdida
Vivía, con dificultad, con su familia, en un húmedo e inhóspito piso de París. Y escribía y huía del frío y la humanidad, en un humilde bar de París, ante un café caliente.
Tres relatos y Diez Poemas y En este Mundo, son sus primeros trabajos, con un éxito más que discretos.
Malvivía de sus colaboraciones periodísticas y de trabajar como
sparring de boxeo.
Pero en 1925 su primera novela,
Fiesta, irrumpe en el mundo editorial con fuerza. Se constituye como el inicio de la
Novela Autobiográfica, estilo que él funda y domina
En 1929 escribe
Adios a las Armas, en el mismo estilo, novela en la que ¨mata¨ a Agnes, en la persona de su protagonista.
Con
Muerte en la tarde y Las verdes colinas de Africa vuelve a sus temas favoritos; Africa y los toros.
A principios de los 30 se instala en Cuba, que le fascina tanto como la bebida barata.
En
Tener y no Tener vuelve a su pasión: El Caribe.
La obra supone un abandono del individualismo y un acercamiento a la solidaridad humanitaria.
Cuando estalla la Guerra Civil Española, toma partido por el bando republicano y, con Joris Ivens , realiza el documental
Tierra de España, una declaración de amor a nuestra tierra. Declaración que repetirá en
La Quinta Columna y en
¿Por quién doblan las campanas?. En esta última echa mano de sus recuerdos de la contienda.
En sus columnas periodísticas, obras de arte literarias, llega a arrogarse la dirección de la defensa de Madrid- Cuando no hizo otra cosa que participar en orgías en el
Hotel Inglaterra.
La cosa llegó hasta tal punto que los milicianos republicanos-verdaderos artífices de la defensa-llegaron a amenazarlo de muerte. Pero
D. Ernesto era así- incapaz de separar la realidad de su portentosa imaginación.
El resultado literario de su participación en nuestra Guerra.
Pero su época no le da descanso. Estalla, pocos meses después de la victoria de Franco, la II Guerra Mundial. Estados Unidos, en 1941, entra en la contienda. Ernest se ofrece a su Armada, para patrullar con su barco-
El Pilar-. De esta forma consigue, gratis, el combustible para sus jornadas de pesca.
En 1944 participa-como corresponsal- en el
Día D, siendo el primer corresponsal en entrar, con las avanzadillas americanas, en París. Los rumores manifestaron que lo primero que ¨liberó¨en París fué el
Harry´s Bar, conocido de sus viejos tiempos. Según sus propios testimonios, posteriormente expresados, en la campaña de Francia mató a más de cien prisioneros alemanes. Esto no ha sido corroborado por testigos y, dada la tendenci a fantasear de D. Ernesto, bien podría ser falso.
Después de la guerra vuelve a su casa, en las afueras de La Habana, desde donde, en 1952, escribió
El Viejo y el Mar, un relato para la revista
Life. En 1953 recibe, por ello, el premio
Pullitzer. Se trata de un magnífico retrato de un pescador cubano.
Hemingway mantuvo una estrecha amistad con Fidel Castro y lo dió a conocer al mundo desde
Sierra Maestra.
Escribe sobre sus años de juventud literaria en
Paris era una fiesta en la que se reconoce, en esa ciudad, como idealista, aguerrido y osado.
Además escribió sobre acontecimientos del siglo XX en los que participó.
Salió de Cuba, de mala manera, al serle expropiada la
Finca Vigía.
Volvió a Idaho donde intentó escribir una novela sobre la II Guerra Mundial. Entonces lo sorprendió un ataque que anunciaba la llegada del Alzheimer, que agravó su estado depresivo..
En una mañana de Julio de 1961, sacó su rifle de caza del armero. Se introdujo el cañón en la boca y disparó. El hombre moría, pero el escritor de leyenda sobrevive en sus legendarias obras.
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Escultura de Hemingway en El Floridita de La Habana, en donde comptaba Daiquirís por litros |