Cada vez se acercan más las próximas elecciones generales y el panorama es pésimo. Los dos grandes partidos consagran las diferencias entre españoles y reducen,hasta un poder residual, el estado- Unos para sustituirlo por una iniciativa privada galopante y otros para sustituirlo por poderes locales. Esto no ocurría desde que, en EE.UU,con el Sur derrotado, se permitió que los estados confederados promulgaran las tristemente célebres
Leyes de Jim Crow-que consagraban la discriminación racial, saltándose la Constitución. Pués en nuestro país pasa algo parecido. Nuestras leyes autonómicas rompen-de facto-la Carta Magna. Y lo poco que queda del Estado está siendo puesto en almoneda por el gobierno. Lo grave no es que se ataque la unidad nacional, es que se rompe la igualdad de los españoles ante la ley. Un catalán no es igual a un vasco, a un andaluz o a un gallego. Tiene-
de facto-distintos deberes y derechos. Además la imposición,en la práctica, de las lenguas territoriales hace más difícil la emigración-ese movimiento demográfico que ha convertido a las CC.AA. mas prósperas en lo que son hoy.
El PP denunció, y por eso ganó las elecciones, a Zapatero como responsable de esta política. Sólo para llegar al gobierno y acentuar los defectos de este.
Y lo expuesto nada tiene que ver con sustituir un nacionalismo regional por otro nacional. Se trata de salir de esta espiral diabólica. Se trata de hacer que todos los españoles sean iguales ante la ley. Y eso es lo que-precisamente los dos partidos alternantes-no quieren cuando llaman ¡¡Españoles a votar¡¡
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