domingo, 28 de julio de 2013

Anécdota en Bóveda

Después de  hablaros escribiros sobre una jornada, la del viernes, muy especial para mí, os voy a contar una anécdota sucedida en el Centro para discapacitados en el que me encuentro. Para que os deis cuenta de la calidad humana del personal que me cuida.

Sucedió a primera hora de la mañana. Dos chicas —de las que no daré el nombre pués no estoy seguro y podían ser otras— vinieron a levantarme. De momento —para ello— necesitan grúa. Me ayudaron a ducharme y me devolvieron a la cama. Para ello volvieron a usar la grúa. Por causas ajenas a su voluntad no pudieron abrir las patas de la misma y ello le restó estabilidad. Cuando me estaban depositando en la cama, para ayudarme a vestirme, la grúa perdió estabilidad y se inclinó —sobre la cama—. Debe quedar claro que nunca corrí peligro y que el comportamiento de mis ángeles —ahora van de gris— fue magnífico. Pero estos ángeles —tan humanos— se llevaron un buen susto. Se echaron a llorar por el susto y yo hice lo que pude para consolarlas.Yo era el que más tranquilo estaba. Por eso, para rendir tributo a mis ángeles, quiero hacer esta entrada.

Grupo.-Asistencia-Integral-Personalizada.-2
El personal de la de la Residencia de Bóveda
                                   

4 comentarios:

  1. Vaya sustooo... Pobres... no creo que se les olvide en todo el día!!! Menos mal que se quedó sólo en el susto.

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  2. Es verdad,Paloma. Y, además tampoco fué para tanto.Lo que pasa es que mi¨compañero¨no deja que se abran las patas de la grúa pues hay que mover su cama.

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  3. Me imagino, que después del susto que se llevaron las chicas, pasarán bastante de lo que opine o quiera tu "compañero" y si no le gusta, ya sabe, ajo y agua......

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  4. Ahora, gracias a Fernando, estoy más tranquilo. Y soy más felíz

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