Si tengo que buscar en mi memoria un par de escenas románticas del cine de los setenta y ochenta, sin duda he de acudir a las películas de Sydney Pollack.
Nacido en Lafayette, en el seno de una familia de inmigrantes judios rusos,en 1934, su madre era ama de casa y su padre ex-boxeador y mozo de farmacia.Se divorciaron cuando Sydney era un niño y su madre murió joven por causa del alcohol.Después de hacer el servicio militar,con veinte años se fué a Nueva York para estudiar Teatro en la "Neighborhood Playhouse", pues quería ser actor, lo que no pudo hacer.Pronto entró a trabajar como director, en el circuito de Broadway y en 1960 descubrió la televisión en la que trabajó un lustro alcanzando el éxito. En este extraño camino, inverso al de otros cineastas, ganó varios premios, Emmy incluido.Allí conoció a Burt Lancaster y a John Frankenheimer, que lo convencieron para saltar al cine. Desde 1958 estaba casado con Claire Griswold, actriz con la que tuvo tres hijos.
Con 32 años dirige su primer largometraje, "The Slender Thread". En 1969 es nominado al oscar por una gran película: "Danzad,Danzad, Malditos", una visión sin concesiones de la Gran Depresión.También hace una bélico,"La Fortaleza" con su amigo Burt Lancaster.Después hace "Las Aventuras de Jeremias Johnson", una de las primeras películas ecologistas, carentes casi de diálogo, en la que encuentra a su actor fetiche: Robert Redford.
Al año siguiente llega su gran éxito: "Tal como éramos", un homenaje romántico a la Gran Generación, los norteamericanos que hicieron la II Guerra Mundial. Con el acertado protagonismo de Redford y Barbra Streisand- que hizo famoso el tema principal- la historia de su amor corre pareja a los acontecimientos históricos que les toca vivir.Es una película preciosa. En 1974 entre en el genero negro con "Yakuza" en la que un otoñal Robert Mitchum se enfrenta con la mafia japonesa. Esta película ha sido reivindicada por directores como Tarantino. Su siguiente proyecto fué la inquietante "Los tres días del Cóndor", una película de suspense político y de espionaje muy interesante. Cinco años mas tarde realiza "El jinete eléctrico" un prescindible análisis del mundo de los rodeos en el oeste moderno.
Con la crítica entregada a su obra Syd entra en la década de los ochenta. Y lo hace dirigiendo a otro grande, y amigo de Redford, Paul Newman, en "Ausencia de Malicia", un thriller judicial muy del gusto de la época pero con una factura de lujo.
Pollack entre en la cincuentena dirigiendo al gran Dustin Hoffman en "Tootsie", la mejor película sobre travestismo que yo he visto. La genial interpretación de Hoffman está llena de ternura y humor, a lo que no es ajeno el director.
Pero, para mi, la cima de obra de Pollack es "Memorias de África". Basada en la grandiosa obra autobiográfica de Isak Dinesen, Pollack hace una película enorme. Una épica y lírica narración donde el interior de los personajes rivaliza con un escenario insuperable. Todos los elementos de la pelicula- destacando la música- nos llevan de la mano para mostrarnos esta historia de amor imperecedero. Vuelve a destacar Redford y brilla espléndida Meryl Streep. El director ganó el Oscar.
Pollack es una leyenda ya en 1990 cuando hace "Habana", historia de un jugador profesional en la Cuba de la revolución. Es una ocasión perdida. Ni la profesionalidad de Redford ni la impecable ambientación logran salvar este "remake" de Casablanca. Tres años mas tarde acomete el proyecto de "La Tapadera" basado en una obra de Michael Crichton. A mi me aburre, a oesar de ser un fan declarado de Gene Hackman. Tampoco me convence su siguiente proyecto,"Sabrina", una fallida ocasión de imitar al inimitable Wilder.
En 2005 dirige su última obra, que no está mal: "La intérprete" con Sean Penn y Nicole Kidman un thriller político que tiene el mérito de ser la primera película rodada en el interior de la Asamblea general de la ONU- a Hitchcock le negaron el permiso para la secuencia inicial de "Con la muerte en los talones"-.
Sydney Pollack murió en 2008, de cáncer, en Los Angeles.
Para Safo
Estoy enamorada de esta película. La he visto muchísimas veces y cada vez me gusta más. Habrá que volver a verla. Eso sí, cuando la veo, toca lagrimeo.
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