Yo llevaba un curso en la Facultad de Derecho de Santiago. Y vivía, desde el Octubre anterior, en una de las residencias universitarias de esa ciudad, A Coruña sólo volvía en vacaciones - y los fines de semana -. Tenía mis amigos ( la mayoría ) en Santiago.
Mi madre, con 44 años, debía de ser operada del corazón. Pero algo salió mal. En el preoperatorio - unos días antes -, en una maldita prueba, que se llama cateterismo, sufrió una parada cardíaca y entró en coma. Yo estaba en Santiago. Allí vivía, en la Residencia, con amigos ( alguno de los cuales estudiaba medicina ). En cuanto se enteraron de lo de mi madre intentaron animarme. Se esforzaron, documentándose, en que yo fuera positivo. Fué inútil. Me temí lo peor.
Y lo peor ocurrió. Tal día como hoy, hace 29 años, me avisaron de que mi tía - en realidad era la prima de mi madre, pero yo la llamaba , y la quería como si fuera, mi tía. Yo vivía en un primer piso. Bajé automáticamente, aún no sé porqué, en el ascensor. Salí de él y la ví ( al fondo del pasillo). Estaba con su hijo - que estudiaba Farmacia en Santiago - y su cara me anunciaba lo peor. Aquel pasillo me parecía interminable. Era interminable. Por fín llegué a ella. Me abrazó llorando - me consta que quería mucho a mi madre - y me dijo :
- Se murió. Se fué.
Yo no pude llorar. No pude hacerlo hasta varios días después.
Pero recuerdo, muy nitidamente, el viaje de vuelta. Volvímos por atopista. Me acompañó mi primo y amigo. Conducía el coche su hermano, que estudiaba Arquitectura en Coruña.
Recuerdo que pasé todo el trayecto con la vista fija en el firme de la autopista ( que me llevaba al infierno ) - sin desviar la mirada - en silencio. Sólo dije una frase, que todavía recuerdo;
- No me lo creo. No puedo creerlo.
Pero, desgraciadamente, era verdad. Por eso, hoy, es un día triste, muy triste, para mí.
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