En lo más profundo de la selva amazónica peruana, había un lago - conocido sólo por los habitantes del lugar -.
En apariencia se trataba de un lago apacible. Un remanso de paz. Pero, en realidad , era todo lo contrario. Los que de allí procedían, aseguraban que era un lugar protegido por su madre. Esta perseguía a quienes se atrevían a pescar en sus aguas.
Allí llegó un pescador, siguiendo el curso de un riachuelo. Al ver el aspecto apacible del lugar, pensó en pescar a lo grande. Se internó confiado en él, a pesar de que sus aguas comenzaron a moverse.
Vió algo salir del agua. ¡ Una terrible cadeza ! quedó suspendida a un metro de altura. Inmediatamente la canoa volcó. De repente, las plantas de la orilla se acercaron al desdichado pescador. De repente, se dió cuenta de que la cabeza comenzaba a perseguirlo. El pescador, desesperado, pidió ayuda a sus dioses. Inmediatamente, estos, lanzarón , al lago, unas bestias que comenzaron a atacarse entre sí. La cabeza de la serpiente - La Yacumama -, de repente, se sumergió. Y las plantas volvieron a la orilla del lago.
El pescador, aterrorizado, se alejó del lugar sin un solo pescado.
Esta historia nació, en lo profundo de la Amazonía peruana, mucho antes de la llegada de los españoles.
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