Francisco de Quevedo Villegas y Santibáñez Cebaños nació en Madrid, a finales del verano de 1580. Murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real ) en 1645.
Fué uno de los máximos exponentes literarios del Siglo de Oro español. Sobresale, principalmente, por su poética. Aunque, también, destaca como narrador y dramaturgo. Fué Señor de la Torre de San Juan y Caballero de la Orden de Santiago. Todo lo tuvo y todo lo perdió, por su espiritu rebelde y su patriotismo crítico - que tanto echamos de menos hoy -
Nació y creció en una familia hidalga de raices cántabras. Su madre era Dama de la Reina y su padre era Secretario de la hermana de Felipe II. Por eso, el niño creció en un ambiente palaciego. A los seis años se queda huérfano de padre y pasa a ser tutelado por un pariente lejano. A los once ve fallecer a su hermano Pedro.
Estudió en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesus, en Madrid. Estudió Teología en Alcalá de Henares, aunque no llegó a ordenarse como sacerdote.
Pasa a la Corte de Valladolid, donde escribe sus primeros poemas, burlándose de Góngora, bajo el seudónimo de Miguel de Musa. Góngora se molestó y le contestó - con los suyos -. Esto inició una polémica que dió fama al talentoso Francisco. También destacó, en la prosa, con La Vida del Buscón
En 1605 muere su hermana María. Al año siguiente se traslada a la nueva Corte en Madrid. Sus opúsculos satíricos se hacen famosos - sobre todo entre los estudiantes -.
Amigo de Cervantes - y compañero en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento - le dedica la obra La Perinola. Escribe Lágrimas de Jeremías Castellanas, en defensa de las Humanidades en España.
Cruel en su genio, se burlo de los defectos físicos de Alarcón y Montalbán - obviando que él mismo era cojo. Pero su diana favorita era Góngora, a quien llegó a llamar homosexual.
Amigo del Duque de Osuna, lo acompaña hasta Italia. Después vuelve a España y pasa a trabajar con el Duque de Lerma. En 1616 le consigue, para el de Osuna, el título de Virrey de Nápoles. Le organiza el Gobierno y dirige el espionaje contra Venecia. Dos años más tarde gana el hábito de Santiago.
En 1620 cae, con su protector, en desgracia y - en 1620 - es desterrado a Torre de Juan Abad. El Concejo no reconoce su Señorío y pleiteará con él. Abandonado por los que consideraba sus amigos, escribe - con amargura - sus mejores textos, inspirados por el estoicismo de Séneca. Culmina su obra Sueños y emprende una gran serie de ensayos políticos y morales.
Con la ascensión al Trono de Felipe IV es rehabilitado. Se convierte en el protegido del Conde-Duque de Olivares.
Acompaña al nuevo Rey por Aragón y Andalucía. Se ve moralmente obligado a denunciar los excesos de la Inquisición.
Asiduo de tabernas y lupanares, es obligado a casarse con Doña Esperanza de Mendoza. El matrimonio dura poco, apenas tres meses. En 1643 es recluido, por sus enemigos, en el Monasterio de Loeches. Achacoso y envejecido, es liberado para morir, en 1645, en la Torre de Juan Abad.
Este genio de las letras hispanas tiene, por otra parte, la mancha de su fanático antisemitismo. Pero, aquí, preferimos fijarnos en su gran legado literario. Como, por ejemplo: Amor Constante Más Allá de la Muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera ;
Mas no desotra parte en la ribera
Dejará la memoria en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas , que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado ;
Serán ceniza, más tendrá sentido ;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Nota: Me gustaría dedicar este poema de Quevedo a Ella. La Única
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