Ayer hice una visita a mis amigos de Coruña. Es de justicia. Cuando estaba en Bóveda (Lugo) ellos hicieron lo imposible por venir a verme. Además necesitaba verlos —sobre todo a alguien—. Pasé una tarde inolvidable. Además hablé, por teléfono, con mi amiga Magena. Volví con fuerzas renovadas, que todavía conservo. Además el viaje, de ida y vuelta, lo hice con Alfonso (mi amigo, taxista e hitoriófilo). En resumen, ¡que buenos los días como el de ayer!
sábado, 12 de octubre de 2013
Dias como el de ayer
Desde que estoy en el CPAP de Bergondo, muchas cosas han cambiado en mi vida. Estoy a punto de comenzar —una vez culminado el proceso de valoración— la recuperación. Sé que será largo y difícil. Pero, también sé, que es imprescindible. Y días como el de ayer me lo hacen mas llevadero.
Ayer hice una visita a mis amigos de Coruña. Es de justicia. Cuando estaba en Bóveda (Lugo) ellos hicieron lo imposible por venir a verme. Además necesitaba verlos —sobre todo a alguien—. Pasé una tarde inolvidable. Además hablé, por teléfono, con mi amiga Magena. Volví con fuerzas renovadas, que todavía conservo. Además el viaje, de ida y vuelta, lo hice con Alfonso (mi amigo, taxista e hitoriófilo). En resumen, ¡que buenos los días como el de ayer!
Ayer hice una visita a mis amigos de Coruña. Es de justicia. Cuando estaba en Bóveda (Lugo) ellos hicieron lo imposible por venir a verme. Además necesitaba verlos —sobre todo a alguien—. Pasé una tarde inolvidable. Además hablé, por teléfono, con mi amiga Magena. Volví con fuerzas renovadas, que todavía conservo. Además el viaje, de ida y vuelta, lo hice con Alfonso (mi amigo, taxista e hitoriófilo). En resumen, ¡que buenos los días como el de ayer!
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