domingo, 8 de agosto de 2010

XIX Edición de la Feria del Libro de La Coruña

Ha llegado a la ciudad la XIX edición de la Feria del Libro y con ella algunos escritores. La presencia mas destacada, a mi entender, es la de Espido Freire (Bilbao 1974) que ayer participó en una charla-coloquio con Milagros Frias (Badajoz 1955), moderada por Fernando Marías.
 He de confesar que tengo debilidad por esta escritora. Espido es una superviviente. Sobrevivió al éxito con 25 años y a una grave enfermedad psicológica como es la bulimia. Cuando uno cruza el infierno y lo deja atrás se reviste de una personalidad poco común. Este es su caso. Escribe muy bien y habla como los ángeles-¿los ángeles hablan?-. Tiene una seguridad y una cultura infrecuentes en los autores de su generación. Por eso escapa de clichés.
 El acto, que versaba sobre mujeres escritoras, podía haberse convertido en un lamento feminista nostálgico ,tan de moda. Pero se trataba de dos autoras separadas por veinte años. Esto se notó. Como también el desparpajo y soltura de Espido que enseguida se hizo con los asistentes. Reivindicó el aceso a la formación y educación de calidad como camino a la aparición de escritoras y dijo no haberse sentido discriminada. Lo contrario que cuando intentó montar una empresa del sector. Recalcó que aunque las escritoras son todavía pocas en relación con sus colegas varones, son muy visibles. Desmontó mitos como el del "boom" literario femenino que no es mas que una operación comercial propiciado por agentes-estos si,mayoritariamente mujeres-.
 Pero como toda charla que se precie  esta fué derivando hacia otros temas como la reivindicación de las historias contadas, nada originales desde los griegos. Además en un momento se hizo una afirmación que siempre he hecho mía. La única separación posible en literatura, mas allá de géneros, estilos o sexos es la de libros buenos y malos.
 Se trató, también el tema de las nuevas tecnologías, polémica omnipresente en  el "mundillo" y Freire las defendió. Y yo creó además que no son buenas o malas, son inevitables. Estas no han acabado con la lectura pues los porcentajes de lectores se mantienen desde hace décadas. Si alguna crítica se les puede hacer es  la del abuso de las redes sociales por parte de ciertos autores. Pero digo yo que la culpa será de estos, no de las redes sociales.
 En fin una charla agradable que alimenta el gusanillo de quienes nos gusta contar historias.

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