Silvia es un nombre que evoca mi infancia. Se trataba de la hermana pequeña de una niña que me gustaba - y que, como otras después no me hizo ni caso.
Pero esta Silvia es otra. Se trata de una auxiliar del centro donde me encuentro. Es una gran trabajadora y muy colaboradora y cariñosa.
Por eso, cuando llamé al timbre-para pedir ayuda- me alegré de que apareciera ella. Os cuento: desde hace unos días no puedo ver todos los canales de la TDT. Si, ya sé. La mayoría son una porquería. Pero ...¿Que quereis?. En mi situación actual necesito evadirme, aunque sea con el Cable.
Por eso- y por mi poca paciencia - me alarmé. Presentí una alarma de las gordas. Movilicé a mis amigos (¡ que paciencia tienen!) para que vinieran el próximo fin de semana, en mi ayuda. No contento con esto llamé al timbre- Mal hecho, lo sé - rezando para que no me cayera una bronca.
Llegó Silvia, con su sonrisa habitual . Y la sonrisa se convirtió en carcajada cuando comprobó ¡Que la antena estaba sin enchufar! y a la vista. Yo, con mi agobio típico no había reparado en ello. Azorado no pude por menos que sonreir (y darle las gracias a la encantadora y servicial Silvia (Que ha hecho que su nombre tenga otro tipo de evocaciones - más agradables - y a quien dedico esta entrada)
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