domingo, 12 de diciembre de 2010

Maribel y Facebook

Maribel era moderadamente feliz.Todavía joven pero experimentada, era una de esas mujeres que ha conseguido dejar atrás complejos, tonterias y parejas que no estaban a su altura.
 Como es una mujer culta, amante del cine clásico y de la novela histórica, está atenta a todo lo que ocurre a su alrededor. Cuando surgió el "boom" de internet, se compró un ordenador. Aquello le gustó. Tenía a su alcance la mayor biblioteca que nadie pudo soñar. Aunque siguió leyendo y viendo películas antiguas, le gustaba bajarse por la tarde a su cafetería favorita y conectarse al wifi. Primero lo hizo con un portátil- que  no era muy portátil- y después descubrió el netbook, esa maravilla de miniordenador que la tenía encandilada.
 Lo siguiente que hizo fué apuntarse a un par de cursos breves para mejorar sus conocimientos informáticos. Fué en uno de aquellos, en los que reinaba entre chicos que podían ser sus hijos, donde le conoció.
 Era un tipo reservado, de su edad, que se encontraba, como ella, como pulpo en un garaje. Empezaron tomando café a la salida del curso, continuaron repasando sus películas favoritas en blanco y negro y siguieron repasando la obra de Pérez-Reverte. Y terminaron como tenían que terminar, entre sábanas. Ahora eran amigos "con derecho a roce". Él que le llevaba a ella un par de cursos de ventaja, gustaba de darle consejos informáticos. Ella, sabia y conocedora de la psicología masculina, le dejaba recrearse en las explicaciones, aunque se aburría un poco.
 Pero todo cambió cuando decidieron abrir sendas páginas en Facebook. Ella quería reencontrarse con amistades pasadas. Entonces le pidió ayuda. Y él se la prestó. Pero Maribel le dejó claro que no quería conocer a nadie nuevo.
 ¡En mala hora...! Aun no sabe como, a Maribel empezaron a aparecerle amigos confirmados en su página. Sobre todo hombres, la mayoría con pinta de maníacos o talibanes. O las dos cosas. Y la vida de Maribel se ha convertido en un "infierno". Cada vez se conecta reza para que nadie la tenga añadida como amiga. Pero siempre hay alguien nuevo. Es un no parar. Y Maribel está harta. ¡Aún encima su "amigo" se ha desentendido  del problema!. Total, que Maribel lo tiene claro. La próxima vez que quiera quedar bien con algún amigo alabará sus cualidades amatorias, como se ha hecho siempre.

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