miércoles, 30 de septiembre de 2009
EN EL PARQUE
Ya sonaba el timbre.¡Como se alegraba Manolo!. El corazón se le salia cuando su mujer, lentamente, abría la puerta y aquel torbellino irrumpía en la casa al grito de ¡bisa!,¡bisa!, ¿Donde estás?. Y entonces Carlitos, su bisnieto, corría hacia èl por el salón y de un salto, impropio de sus tres años, se encaramaba en el sillón donde Manolo pasaba largas horas por "gracia" de una cadera de titanio y un médico "que podía ser su nieto".
Manolo no se podía quejar. A sus ochenta y muchos años tenía una buena pensión, una mujer que lo mimaba, unos hijos que lo visitaban con frecuencia y unos nietos que, al ser padres, de repente, descubrieron el sentido de la familia. Todos los fines de semana sus nietos iban a verle, y a todos esperaba con igual impaciencia. Pero a quien aguardaba con verdadera ansia era a su nieta mayor, Laura, pues le traía a su primer bisnieto; ese torbellino llamado Carlitos.
A Carlitos le gustaba el "bisa". Como todos los niños de su edad , tenia una conexión especial con los mayores . Ciertamente esa conexión se veía reforzada por los juguetes que Manolo le compraba las pocas veces que salía, ocasión que aprovechaba también para adquirir enormes bolsas de caramelos que escondía en el armario a la espera de que Carlitos los descubriera, antes que su mujer. Aunque su nieta se enfadara a cuenta de las caries del pequeño. Pero a Manolo le daba igual, estaba en esa fase de la vejez en la que uno tiene poco que perder y se descubre de repente como placidamente rebelde, cuando antes era un respetuoso hombre de orden. ¿Quien lo iba a decir viendo a Carlitos trepar por su panza hasta su cabeza para tocar el tambor en su calva?.¡Que Feliz era Manolo entonces!
Al ritual de la visita seguía el de acompañar a Carlitos y a su madre al parque. Unico momento en que Manolo no gruñia por tener que salir. En ese momento, fuera de la vista de la familia, y con Carlitos a lo lejos, el pasado brillaba en la acerada mirada de Manolo.
Por que Manolo no siempre fué Manolo. En realidad se llamaba Karl, antiguo Oberscharführer(Sargento 1º) de las SS, destinado en el Campo de Auschwitz, conocido por su crueldad como "Wolf" por los prisioneros .Elegido, por esta misma "cualidad" y porque antes había sido mozo de farmacia, ayudante del Doctor Mengele. Karl estaba siempre dispuesto a experimentar con niños;
cambio de color de ojos por inyecciones, amputaciones y autopsias simultaneas de gemelos, inyecciones de gasolina en el corazón. Al final una coincidencia le salvó la vida. En los ùltimos dias de la guerra, a un jerarca nazi que después dirigiría la red de fugas de "ODESSA",le preparó un remedio contra las migrañas. Ello le valíó un lugar en las listas de fugas. Además tenía nacionalidad española, por parte de madre. Se llevó de Auschwitz, además de 21 meses de "experiencias", una bolsa con joyas. La organización lo dejó en una capital de provincia española y parte de la bolsa sirvió para acallar preguntas. Montó una farmacia, con la otra parte y a vivir.Nunca figuró en las listas de la ONU, Del Departamento de Estado de los EE.UU, ni siquiera del MOSSAD. Nadie sabía su secreto y ........ ¡Bisa, Bisa!. Carlitos se acercaba corriendo, totalmente cubierto de tierra, seguido por su furiosa madre. El "lobo" debía volver a ser Manolo.
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