HOSPITAL ARQUITECTO MARCIDE EN FERROL |
CAFETERÍA DEL HOSPITAL |
Ocurrió el otro día en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. Concretamente en su cafetería.
Allí acudo a desayunar cuando me levanto pronto porque tengo mucho que hacer y no me da
tiempo a desayunar en el CAMF donde vivo ( enfrente ). Cuando hago esto me llevo la medicación - que me prepara el Servicio de Enfermería del Centro, el día anterior. Me ponen las pastillas en un vaso de plástico con otro encima para que no se caigan y los pegan con esparadrapo. Al llegar a la cafetería el personal de esta, muy amablemente, me separa los vasitos de plástico pegados y me tomo las pastillas: ¡ como debo de tener mi pobre hígado !. Me las tomo con mi desayuno - té y un poco de fruta - y sigo mi jornada.
Menos el otro día. Dicha jornada se me ocurrió la genial idea de pasarlas del vasito a una cucharilla y, así, no forzar tanto el cuello ( hecho incómodo a causa de mi hemiplejia. ¡Grave error, Fernando ! Me dije cuando las pastillas rodaban, de pronto, fuera de la cucharilla. De repente ¡ estaban en el suelo !. Presa del pánico - todas eran necesarias - me dispuse a pedir ayuda a los ocupados camareros. ( He de reconocer que siempre me han atendido muy amablemente. Por eso voy. Solo o con amigos ).
Estaba a punto de llamarlos cuando una voz femenina me detuvo:
- ¿ Te pasa algo ? ¿ Necesitas ayuda ?.
Le conté mi problema y se acercó a mi mesa - estaba en la de atrás - Sin pensarlo dos veces, me dijo :
- No te preocupes. A ver lo que se puede hacer.... ¿ Cuantas son ?
- Se lo dije.
Se puso a buscarlas y, enseguida, las encontró.
Azorado le dí las gracias.
- De nada - Me respondió. Ella había terminado su consumición y se fué. No sin antes asegurarse de que estaba bien.
Me hubiera gustado presentarme e invitarla pero ya se había ido. Yo me quedé desayunando. Con mis pastillas y muy agradecido por la ayuda desinteresada de esta desconocida y pensando que todavía queda gente buena en el mundo.
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