Liz Taylor encarnó, en la pantalla, a la legendaria Reina de Egipto. Sus bellísimos ojos serían, para los espectadores - y para siempre - los de Cleopatra VII.
La película ganó los Oscar a la fotografia, dirección artística y efectos especiales.
La entrada de Cleopatra en Roma ha quedado como uno de los más espectaculares momentos de la historia del cine.
Todo empezó, a finales de los 50, cuando se planteó hacer un remake del éxito de 1917.
La idea, de la Fox, fué producir una cinta ( relativamente barata ) para ganar mucho dinero, a bajo coste.
Pero los hechos se precipitaron y el presupuesto, pronto, se disparó.
Al principio iba a costar 7 millones de dólares. ¡ Y, al final, costó 44 !.
Un millón iba a ser para la actriz. Pero las horas extras y desplazamientos hicieron que cobrara siete.
Este rodaje inició el llamado Star System ( por el cual los actores comenzaron a mandar más que los estudios que los contrataban ).
Para dirigir la cinta se eligió al célebre Rouben Mamoulian.
Este fué, pronto, despedido por desacuerdos con la productora, Se contrató a Mankiewicz.
Lo primero que hizo el nuevo director fué anunciar que no podría rodar en Londres - como estaba previsto - por el clima y la luz ( que no se parecía en nada a la de Roma o Egipto).
También Mankiewicz rompió el guión y reclamó a Nunnally Johnson, que pidió 140.000 dólares por un nuevo guión.
El calor era terrible y se gastaron, sólo en agua embotellada, un cuarto de millón de dólares.
La prensa se cebó con el morboso romance entre Lyz y Richard.
Hubo que parar el rodaje para operar, de urgencia, a la actriz. Esta estuvo seis meses sin rodar.
Los problemas no terminaron aquì. Los frecuentes cambios de vestuario, y decorados, dispararon los gastos.
Liz exigía que le trajeran los alimentos, directamente, desde USA.
El Vaticano intentó dar, al rodaje, un toque puritano. La Taylor, afortunadamente, lo evitó.
Mankiewiewicz enfernó por la tensión de la filmación. Tuvo que tratarse diariamente.
Pero la película se terminó y sacó a la Productora de la ruina. Y marcó la historia del cine.
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