jueves, 30 de abril de 2015

EL SUICIDIO DE HITLER

  Llevaba recluido en el búnker desde mediados de Enero. Sólo había salido, brevemente, para condecorar a unos jóvenes - niños, más bien, - de las Juventudes Hitlerianas, dispuestos a hacerse matar por él. En el fondo los despreciaba, como despreciaba al pueblo alemán ( al que había engañado, primero, y llevado  a la catástrofe, después.
 Por eso había decidido acabar con todo.
 Pero todavía conservaba su odio. Odio vesiánico hacia los comunistas, los gitanos, los homosexuales , los discapacitados y, sobre todo, a los judíos.
 Ahora estaba a punto de perder Berlín. Y le pedirían cuentas por los millones de inocentes que había asesinado. ¡ Y eso no lo iba a permitir!
 Por eso se encerró con su leal y recién esposa, Eva y su fiel perra Blondie. Tenía que estar solo para lo que iba a hacer.
 Primero las envenenó a las dos. Después, él mismo, tomó el veneno.
 Por un momento reparó en su imagen. reflejada en el espejo. Estaba pálido. Pálido y envejecido. Entonces, con su mano temblorosa, se apuntó a la cabeza con su pistola Walter. Y, maldiciendo al pueblo alemán - por no estar a su altura - apretó el gatillo.
 Adolf Hitler, uno de los mayores tiranos de la historia, murió solo. Demasiado tarde para mucha gente. Para sus víctimas. El calendario marcaba una fecha: 30 de Abril de 1945.



                             
                                     

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