Y, además, Griñán y otros implicados en casos de corrupción ponen en entredicho el sistema democrático.
En primer lugar usan este y sus ventajas-aforamiento-para esconderse tras tribunales elegidos por ellos mismos-sus partidos-.
Y esto alcanza a ambos partidos. Cuestiona la posibilidad de alternativa pués, los dos partidos mayoritarios, están de acuerdo en aprovechar los déficits de nuestra ley, para beneficiarse de ellos. Cuentan, al mismo tiempo, con el apoyo de partidos (nacionalistas) a quienes el bien común nacional les da igual. Para arrinconar-entre los dos- a partidos nacionales con los que podrían contar para hacer de España un país digno, democrático y eficaz. Por todo ello, Griñán aparece no como la enfermedad, pero sí como el preocupante síntoma.
Jose Antonio Griñán |
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