Hoy se cumplen 39 años de la ratificación, a través de referéndum, de la vigente Constitución. Esta es el producto del pacto surgido del firme propósito de los españoles para no matarse entre sí y no imponer sus ideas a los otros. Surgió con la idea de que era mejor emplear las urnas que las armas, para cambiar gobiernos. Que la izquierda y la derecha tenían que convivir y respetarse. Que nadie tenía que ser asesinado, ni tan siquiera encarcelado, por pertenecer a un sindicato o a un partido de izquierdas; ni por ir a misa. Aquella Constitución debía permitir hacer compatibles el orgullo de hablar una lengua autonómica y tener competencias descentralizadas con la idea nacional de España y su Unidad. Que los centralistas y los separatistas tendrían que ceder por igual. Que los partidos tendrían que ser libres. Que no podríamos mirar a atrás. Que lo contrario sería un caos; un sangriento caos. Un maldito circulo vicioso y mortal del que nunca saldríamos. Nunca más, le decían los padres a los hijos - en mi caso, mi abuelo a mí - Una guerra civil es lo peor que hay. Por eso el pueblo español votó una Constitución. Un texto que nos haría mas libres, mejores ( aún con partidos corruptos e ineficaces ). Dignos de recoger la cosecha que habían abonado, con su sangre, nuestros mayores.
Y, ahora, algunos dicen que no. Que tenemos que mirar al pasado con ira: que el sacrificio de nuestros mayores - lucharan en el bando en el que lucharan - fue inútil. Que tenemos que desenterrar los odios y empuñar, de nuevo, las armas herrumbrosas.
Pues yo digo: No!. Para eso conmigo que no cuenten. Que la Constitución se aprobó con un amplio margen en España - amplísimo en Cataluña - y que, para reformarla hace falta otro margen tan amplio, o más. Lo contrario nos llevaría al desastre..
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Cartel animando a la participación en el Referéndum Constitucional |
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