Me abandonaron. Sucedió esta mañana y sin previo aviso.
Y sin justificación.
Que las pisé con mi silla de ruedas?. Vale. Si!!. Pero no son las primeras. No es excusa.
Además, yo no tengo la culpa.!
Quien las manda caerse al suelo?.
Las había depositado, amorosamente, en la mesa de mi escritorio. Un poco precipitadamente, lo reconozco. Pero, cuando me percaté, ya estaban en el suelo. Inertes. No respondían a mis llamadas de ánimo. Sólo pensé en ellas. En pedir ayuda para salvarlas. Por eso me moví. Y, al hacerlo, las rematé.
Yo no quería, pero las maté. No sólo les separé un cristal . Les partí la montura.
Eran mis queridas gafas para el ordenador.
Ahora tendré que hacerme con unas nuevas. Adiós a seis años de amor. Nunca las olvidaré. Pero, en cuanto pueda, me haré con otras. El amor es así. Trágico, intenso y efímero.
Siempre tendrán un lugar para ellas en mi corazón. En mi escritorio ya es otro asunto.
Adiós a mis queridas gafas !!
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