miércoles, 12 de septiembre de 2018

TURNO DE NOCHE. MEMORIA MUSICAL

 Empecé a trabajar como Ordenanza - Vigilante en el Turno de Noche, en el Verano de 1993. Era mi segundo trabajo
 Vigilaba un Edificio Público de Oficinas y estaba solo. Era un edificio de cuatro plantas mas sótano y semisótano. Entraba a las 2200 y salía a las 0800. Hacía una noche de cada dos.
 Mi trabajo conllevaba apagar las luces y cerrar las puertas. Y mantenerlas así. Luego ponía la alarma.
 Hacía tres rondas cada noche.
 Mi única obligación era vigilar que no pasara nada y avisar a la Policía si pasaba. Eso sí.¡ No podía dormir! Por si ocurría algo!.
 En cuanto empecé ese trabajo encontré a mi aliado perfecto. La radio. Comenzaba la noche estudiando para unas oposiciones y la terminaba igual. Pero, como podrán ustedes suponer, pasada la medianoche no estaba para grandes esfuerzos mentales.
 Entonces, a la 0130, preparaba mi té y movía el dial buscando un programa que me ayudara a mantenerme despierto. No era fácil porque me movía entre oyentes quejumbrosos que llamaban para huir de la soledad.
 Iban desde mujeres solas ( la mayoría casadas casadas ) a suicidas potenciales, aunque no discretos.
 Seguí buscando, huyendo de estos y de programas futboleros.
 De repente me encontré con alguien distinto: un locutor que, según decía, era de mi misma edad. Trataba temas diversos: desde historia - de la que sabía mucho - hasta cine, pasando por asuntos de parapsicología ( desde un enfoque serio y reposado ) De todo se hablaba allí;, incluso de literatura. Nada de cotilleo. Aquello era un oasis en el desierto radiofónico nocturno. El programa se llamaba Turno de Noche y el locutor Juan Antonio Cebrián.
 Enseguida me aficioné. Era estupendo. Hasta tal punto de que las noches en que no trabajaba - y tenía el biorritmo de aquella manera - lo seguía escuchando.
 Aquel programa sabía, para mí, a té con miel. Cambió de nombre, a La Rosa de los Vientos, pero conservó su mágica estructura, sus geniales contenidos y sus magníficos colaboradores. Todo bajo la mágica dirección de Juan Antonio Cebrián.
 Y, en él, sonaba una música que siempre , desde entonces, me  acompañó ( Incluso en otros trabajos nocturnos como los que tuve aquí, en Ferrol ). Aunque su sintonía era la de la película El inglés que subió una colina pero bajó una montaña.  La música de Mago de Oz estaba muy presente en el programa. Era el grupo favorito de Juan Antonio  y que tanto me recuerda aquella maravillosa y entrañable locura . Un día, un maldito día de Octubre  del 2007, puse la radio y Juan Antonio no estaba. Había muerto de un infarto esa misma tarde. Mi amigo - al que nunca había visto y que nunca supo de mí - se había ido para siempre. Desde entonces no volví a escuchar el programa. Nada sería igual.
 Lo que quedaba de aquella maravillosa aventura nocturna, de aquella Fiesta Pagana , era la bella música de Mago de Oz.




                                         

No hay comentarios:

Publicar un comentario