A partir del licenciamiento del Teniente de Navío Peral este va a dedicarse a una gran actividad empresarial. Crea varias compañías dedicadas al desarrollo eléctrico.
Patenta una ametralladora, un ascensor o un varadero.
Pasa el tiempo y una antigua herida de guerra se agrava..
Su médico le recomienda visitar al prestigioso Dr. Bergman, un cirujano alemán.
El 20 de Mayo de 1895, después de la intervención quirúrgica, fallece el Teniente de Navío, licenciado, Isaac Peral y Caballero.
Es enterrado en el madrileño cementerio de La Almudena.
El 11 de Noviembre de 1911 su cadáver es trasladado a Cartagena.
Sus restos descansan, provisionalmente, en una fosa del Cementerio de Los Remedios. En 1927 son depositados en un monumento levantado en su honor.
Desde entonces allí, a primeros de Noviembre de cada año, La Armada le rinde un homenaje. Un merecido homenaje.
Los historiadores sostienen , hoy, que, de haberle hecho caso a las propuestas de Isaac Peral, el desenlace de las batallas navales de Santiago y de Cavite bien podría haber sido sido distinto. Y, con este, el de las guerras coloniales de Cuba y Filipinas.
No lo sabemos. Lo que sí sabemos es lo desgraciada que ha sido la historia de España.
Una España que decidió , incomprensiblemente, ignorar a hijos tan insignes como el Teniente de Navío Isaac Peral y Caballero.
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