Ese día, o mejor, esa noche, trabajé.
Me levanté a media tarde. comí algo que podría parecer una comida/merienda/cena ( cosas de trabajar de noche ). Me duché y me vestí. Hice la mochila en la que metí el calientaleches y varias bolsas de té.
Tambié metí mi inseparable aparato de radio y mis apuntes - en aquella época preparaba unas oposiciones -. Salí de casa y me dirigí a la parada del bus. Allí cogí la linea 12 que me llevó a la Estación. En la misma me subí al bus con destino a Ferrol ( donde trabajaba ). Salimos de Coruña anocheciendo. Apenas crucé palabras con mi compañero de viaje. Enseguida - íbamos por autopista - llegamos a Ferrol. Allí cogí otro bus con destino a mi puesto de trabajo. Allí trabajaba de Ordenanza, en labores de Vigilante ( cubría las vacaciones del titular en un Centro de Menores.). Llegué al Centro y cogí el relevó. Di una vuelta por el edificio y saludé al educador de guardia.
Luego me fuí a mi mesa - en la entrsds - y me puse a estudiar - A eso de la una dí otra ronda que me llevó media hora. Al filo de la una y media calenté agua y me preparé un té. Comí algo que llevaba en la mochila y puse la radio. Quería escuchar La Rosa de los Vientos de Juan Antonio Cebrián.
Pero lo que oí me dejo helado. Ferrari, el director de la cadena Onda Cero, donde se emitía el programa, anunciaba la muerte de Juan Antonio. Me quedé helado. No daba crédito.
En programas sucesivos seguí oyendo el programa. Pero nada fué igual. Juan Antonio ya no estaba. Dejè de escuchar el programa. Aquel amigo, hermano, coetáneo, ya no estaba. Aquel día comenzó, lentamente, a desaparecer mi mundo. Pronto hará ocho años.
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