Fué una tarde-noche de invierno. Y fué en casa de unos amigos.
Hacía frío, mucho frío. El piso era antiguo, por no decir viejo. Los sillones habían conocido tiempos mejores. La televisión estaba instalada, por ese motivo, en una habitación con dos camas. En una se acostaron, vestidos, estos amigos, y en la otra yo con una amiga. Una amiga muy especial. Tan especial que me trasmitió, a través de la ropa y el frío, su calor. Un calor de corazón a corazón - el corazón es un órgano de fuego dicen en un momento de la película - un calor tan intenso que acabó por vencer el frío húmedo del ambiente.
Lo único que teníamos ese sueño de mujer y yo ( para calentarnos ) eran las calorías de media tableta de chocolate, que compartimos. No recuerdo más detalles, pero sí recuerdo la intensa emoción que sentí. Una fuerte emoción que todavía, años después, siento.
Ayer volví a ver , solo, esta película. Y volví a revivir la emoción del momento. Un momento muy especial. Un momento emocionante. Mi memoria - o la falta de ella - es muy curiosa. Puedo olvidar detalles del pasado. Pero las emociones permanecen grabadas. Emociones tan fuertes como esta. Emociones capaces de vencer al frío húmedo y a la ropa que ambos llevábamos.
Será verdad que el corazón es un -organo de fuego ? Eso dicen en mi ¨Paciente Inglés¨. Y yo lo he comprobado
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