Por primera vez acudí - por razones económicas - en bus y no en taxi.
La mañana era soleada. La jornada no pudo iniciarse mejor.
En el Museo hablé con una suboficial de la Armada. Fué muy amable. Me informó de las salas. Me dijo, también, que había dos plantas ( y que sólo podía acceder - con la silla de ruedas - a la baja ).¡ Muy mal señores de la Armada¡ ¿ Han oído hablar de algo llamado accesibilidad?.
Total: que visité lo que pude. Y pasé una buena mañana.
Fué a la salida cuando ocurrió. Crucé por un paso de cebra. Este, al final ¡ tenía una zanja!. Intenté sacar, de allí, la silla. Menos mal que algunos amables peatones me ayudaron a salir. Aunque, en el intento, se rompió la cinta que me sujetaba la pierna pléjica. A pesar de esto ( y de perder la citada cinta ) una pareja, con dos niños pequeños, me ayudó a buscarla. Sin éxito.
Les doy las gracias a ellos y hago una protesta contra el Ayuntamiento. No sólo no hace la ciudad accesible, sino que la está haciendo ¡ Inaccesible !.
Pero, negándome a abatirme, me fuí a comer a una terraza. Después regresé al CAMF ( en autobús ) para descansar y ver la tele.
En resumen: a pesar de todo, un domingo interesante.
Sala del Museo Naval de Ferrol |
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