lunes, 19 de marzo de 2012

Philip K. Dick (1928-1982)


Una alegre y suave oleada eléctrica silbada por el despertador automático del

órgano de ánimos que tenía junto a la cama despertó a Rick Deckard. Sorprendido

—siempre le sorprendía encontrarse despierto sin aviso previo— emergió de la

cama, se puso en pie con su pijama multicolor, y se desperezó. En el lecho, su
.
esposa Irán abrió sus ojos grises nada alegres, parpadeó, gimió y volvió a cerrarlos.

                ¿Sueñan los androires con ovejas electricas?
                                                                                                   1968

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