Atila no era el Rey de los hunos, que también. Atila era un perro, de aspecto impresionante, que guardaba un desguace en la coruñesa C/ Orillamar alla por los últimos años de la década de los 70.Pero vamos por partes, como diría Jack El Destripador.
Yo tendría entre diez y quince años - edad peligrosa en la que uno tiende a la gilipollez -.
La C/ Orillamar corría paralela a la mía, la C/ de la Torre. y salía de las cercanías de la Ciudad Vieja - donde yo tenía mi colegio -. Además allí - en Orillamar - vivía un compañero, y amigo, al que acompañaba a la salida del Cole ( y cuyo nombre, el de este compañero, recuerdo pero omito adrede porque ahora será un sensato padre de familia o, incluso, abuelo.
El caso es que la pandilla la formábamos tres amigos. Si me conocieran en aquella época se darían cuenta del escaso nivel de responsabilidad de esos críos. Por cierto: también recuerdo el nombre del tercero - al que me volví a encontrar en la Universidad - cuyo nombre también omito por idénticas razones.
Lo cierto es que, en nuestro aburrido periplo ( en las escasas tardes sin lluvia ), parábamos en un desguace vigilado por un perro llamado Atila ( esconozco como sabíamos el nombre del animal pues no fuimos presentados, que yo sepa ). Decidimos matar nuestro aburrimiento metiéndonos con el pobre can una vez que nos aseguramos, eso sí, de que estaba bien encadenado ( éramos valientes, pero no mucho ). Nos hacía gracia como el perro intentaba perseguirnos cuando le provocábamos. Gracia y un poco de miedo, para ser sincero. El chucho tenía la envergadura de un gran danés o un dogo. Y nosotros, ahora que lo pienso, no éramos valientes. Sólo gilipollas. Por eso quisiera aprovechar esta entrada para pedirle perdón a Atila ( o a su espíritu, porque ya estará muerto) Aunque me imagino que ya le darán igual . las disculpas de uno de aquellos críos gilipollas. Pero yo le tengo que pedir perdón. Va por tí, Atila
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