lunes, 13 de junio de 2022
EL ESCORIAL GALLEGO .- SEGUNDA PARTE.
Durante la II República la ley, anticatólica, de Congregaciones Religiosas, que impidió a éstas dedicarse a la enseñanza, obligó a los escolapios a dejar temporalmente el colegio y durante la Guerra Civil en el edificio convivieron las actividades docente, sanitaria y militar.
Entre 1946 y 1952, recuperado el colegio por los escolapios, el arquitecto Antonio Ferreras dirigió las obras para la construcción de las plantas superiores de dos de las crujías del patio de las escuelas, que nunca se habían completado.
En 1983 un rayo impactó en la cúpula destrozando los ventanales y el lucernario, levantando parte de los tejados y dañando la instalación eléctrica de la iglesia y de parte del colegio y en 1986 el arquitecto Carlos Meijide Calvo se encargó de las obras de reparación, incluyendo la colocación de un nuevo pararrayos, la limpieza de la cúpula, la colocación de nuevos ventanales y el relleno de sus grietas con silicona y mortero. En los años siguientes se renovaron las cubiertas.
La última gran obra emprendida en el colegio ha sido la rehabilitación de la escalera principal, ubicada en la esquina oriental del colegio, dirigida por los arquitectos Carlos Meijide Calvo y su hijo Jorge Meijide Tomás y culminada en el año 2002.
La planta del conjunto responde a un esquema simétrico, con una iglesia en el centro y dos cuerpos laterales en torno a sendos patios, el de la derecha proyectado como casa destinada a la comunidad de jesuitas y el de la izquierda para albergar la zona de estudios y que ya desde el proyecto inicial debieron ser diferentes, el de las escuelas más sencillo, aunque la fachada da la idea de que ambas alas son iguales. De todos modos, ya he comentado que no fue un proyecto cerrado, por lo que cambió varias veces durante la obra.
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