Fue en los primeros noventa.; en los primerísimos. En un concierto que Luis Eduardo Aute dio en el Palacio de los Deportes de La Coruña. Era de noche y hacía mucho calor. Era verano.
Dentro había muchos seguidores y la temperatura aumentaba.
Apareció él, con su inseparable guitarra y comenzó a cantar. De repente me empecé a marear y tuve que salir. Me acerqué a la orilla del mar del Orzan y la suave brisa me vivificó.
Entonces la ví. Estaba a mi lado. Cogió mi mano y me sonrió.
Con un movimiento de cabeza me indicó que mirara hacia el mar.
Allí flotando, apenas iluminadas por las farolas del Paseo Marítimo, se mecían suavemente unas rosas . Miré la sonrisa de mi misteriosa, y bella, acompañante y me sentí mejor. A mi espalda Luis Eduardo Aute le ponía música a lo que ocurría en la playa.
En esto escuché la voz de un amigo que , desde lo lejos, me llamaba:
- ¡¡¿ Estás bien ?¡¡
Se acerco corriendo y le respondí
- Sí. ¡Por qué ?
- Te llevo mirando un rato. Estás sonriendo y con la mirada perdida hacia el mar.
- Tú también sonreirías si estuvieses en tan agradable compañía y mirando flotar unas rosas tan hermosas.
- ¿ Que compañía ?.¡ Si estás solo ! Además. Hacia donde tú miras no hay nada flotando. ¿ De verdad que estás bien ?
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