Soy raro. Me gusta pasar el tiempo leyendo y escribiendo. Me encanta la historia y buscar, en ella, las claves de nuestros aciertos y, sobre todo, de nuestros errores como pueblo.
Eso me ha hecho escéptico.
Procuro huir de las masas; de los personajes gregarios que desean que un líder les diga lo que tienen que hacer.
Ya se lo avisé. Soy raro. Me gusta la soledad de la lectura y la escritura. Eso me hace raro. Raro y odioso, ya me dí cuenta
Me gusta encontrar mundos - escritos por otros o por mí - y perderme en ellos. Ya lo avisé; soy raro. No me creo, por ello, ni mejor ni peor. Ser raro te convierte en un marginado pero te otorga una serena paz de espíritu.
Vamos que ahora lo asumo y hasta lo disfruto. Me gusta buscar cafeterías ( o teterías ) sin televisión y acudir a la hora en la que televisan un partido. Están vacías ¡¡ Que gozada!!. Llego allí y abro mi libro. Me gustan las que están bien iluminadas y ponen música sugerente - sobre todo Jazz -. ¡¡Mira que soy raro !!. Pues eso. Que seré raro, pero lo disfruto mucho. Soy raro; lo reconozco. Pero no pienso pedir perdón.
Lo que no me gusta es la gente que se mete en mi vida sin invitación. Aquellos - as que quieren saber lo que haces y a donde vas. ¡¡ A ellos que les importa !!. Me meto yo en su vida ?. Son aquellos que te critican si no haces lo que ellos te dicen que hay que hacer. Pues no !!. Yo voy a donde quiero y hago lo que me da la gana ! Y no pienso pedir permiso.
No voy a permitir que vulneren mi derecho a la libertad, intimidad y dignidad. ¡¡ Hasta ahí podíamos llegar !!. Lo dicho: soy raro, muy raro.
Y lo malo es que esto va a peor con el paso del tiempo. Creo.
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