Y esto no admite discusión. Que conste que tengo amigos, muchos amigos. Amigos que me sostienen cuando tiendo a caerme. Y que me levantan cuando me he caído ¡ benditos sean ! No los nombro porque son muchos y temo olvidarme de alguno.
Sólo os voy a hablar de dos amigas que conocí ayer. Estos dos ángeles, madre e hija, estaban en la misma cafetería - la de la Estación de RENFE de La Coruña desde la que, habitualmente, me conecto -.
Siempre, el personal de esta cafetería, me ayudó. Sin darse importancia, madre e hija, me echaron un cable ( el personal de esta cafetería estaba desbordado por la masiva afluencia de clientes.
Tuve que insistir mucho para invitarlas a un café.
Al final pude hacerlo y le dije - a la hija - que debía estar orgullosa de su madre ( que capitaneó la acción solidaria ). Por cierto que su nombre no saldrá en los libros de historia. Pero, por lo menos. quedará aquí. Teníais que ver la cara de admiración con la que la hija miraba a su madre !
Por cierto, sus nombres son Paula y María. Para que conste. Son nombres femeninos. Como el de la Solidaridad. Como el de mi ángel
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