miércoles, 26 de noviembre de 2025

UN PEQUEÑO CAPRICHO CORUÑÉS

 


Recuerdo con especial fruición la visita a La Coruña del primer sábado del pasado mes de octubre cuando, paseando por la calle Real, fui a parar a un restaurante llamado A Mundiña

Para mi era nuevo, no lo conocía, pues dejé de vivir en Coruña en 2013. De todas formas no habría entrado en aquella época. Cuando vivía allí, era frecuentador de hamburgueserías y adicto a la comida rápida devorada rápidamente.

Tenía muy buena pinta y la entrada era adaptada. Los camareros muy educados y perfectamente uniformados. Yo quería ir a la parte de arriba y, para mi sorpresa, ¡había un ascensor adaptado!

Estaba solo y un camarero se acercó, muy amable, con la carta. No recuerdo los platos. Solo un delicioso solomillo, tan blandito... Disfruté de aquella carne y también de las vistas, tan distintas, de una calle que había recorrido cientos de veces, años atrás.

Al salir del restaurante no pude sino recordar los versos de Neruda:

Nosotros, los de entonces,
ya no somos los mismos.


No fue barato, pero el pequeño capricho coruñés bien mereció la pena.

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