Retrato de Jorge Juan luciendo la Cruz de Malta, una condecoración que, junto con otras, se ganó. Las otras no pudo lucirlas porque no le fueron concedidas a tiempo por una España desagradecida. |
Las obras de Jorge Juan suscitaron reparos por estar basadas en el sistema de Copérnico, lo que provocó rechazo en los Jesuitas y en el Padre Burriel. Para evitar la censura, Jorge Juan cambió el título de estas por Estado de la Astronomía en Europa .
En 1749 fue enviado como diplomático a Londres bajo un nombre falso para espiar los planes de reforma que la Armada necesitaba. Así se lo ordenó el marqués de la Ensenada. Trajo armadores, expertos constructores de velas y cordelería. Se comunicaba con Ensenada por cartas escritas en clave. También fue admitido en la Royal Society de Londres, al igual que su compañero Ulloa.
Dieciocho meses después tuvo que huir a Francia disfrazado de marinero y, junto con cincuenta ingenieros navales, volvió a España. Como premio fue ascendido a capitán de navío. En 1750 se convierte en una celebridad en España. Ensenada había descubierto a su marino.
En el siglo XVIII convierte a España en una potencia naval por su contribución al transporte marítimo y la defensa de costas al fabricar los mejores navíos. Jorge Juan se dio cuenta de los defectos del sistema naval inglés y lo reformó con ideas genuinamente españolas. Así construyó los astilleros de Cartagena, Cádiz, Ferrol y La Habana. En Ferrol construyó diques con técnicos como Bryant y Tournel. Para su construcción implantó la división del trabajo, que dividió en diques, astilleros, hornos, fábricas de jarcia y lonas. En Cádiz realiza nuevos estudios experimentando sus cálculos. Puso a matemáticos a construir navíos ligeros, rápidos y muy seguros. Sus directrices se aplicaron para mejorar la cantidad de madera y herraje empleados. Estudió la fuerza del mar y el viento para construir naves. También contribuyó a realizar una moderna cartografía española.
En junio de 1754 el rey lo nombra Ministro de la Junta General de Comercio y Moneda.
Funda en Cádiz la Asamblea Amistosa Literaria, que se reúne los jueves. Puso el embrión de la futura Academia de Ciencias. Su Examen Marítimo se convirtió en la obra clave para la teoría de la construcción naval, siendo conocida en toda Europa.
Tras la caída de Ensenada, y por cuestiones políticas, Jorge Juan fue apartado y su modelo inglés sustituido por el modelo francés. Carlos III le nombra, para apartarlo, embajador extraordinario en Marruecos. Seis meses después de presentar sus credenciales regresa con diecinueve artículos firmados en un tratado. En Madrid fue nombrado director del Seminario de Nobles, su último puesto. En esta institución se educaban los hijos de la aristocracia destinados a ocupar importantes puestos en la administración del Estado, sobre todo en la carrera militar.
Retirado y gravemente enfermo, murió en Madrid el 21 de junio de 1773. Está enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz), en un último reconocimiento que no recibió en vida.
Jorge Juan representa una magnífica y trágica alma española porque España encumbra a sus mejores y luego los olvida.
Para evitar este olvido hago estas dos entradas en homenaje al gran Jorge Juan.
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