Había sido Rey. Lo tuvo todo y todo lo perdió.
Se había atrevido a ser libre y a pensar por su cuenta.
El precio era la soledad y el castigo de Zeus.
El Dios lo había condenado a subir, rodando, una roca hasta la cima de un afilado pico desde donde caería ladera abajo. Y así eternamente.
Su cuerpo estaba bañado en sudor. Sus músculos al borde del colapso cuando, de repente, sintió alivio.
A su lado - a derecha e izquierda - los vio.
Eran sus amigos que le estaban ayudando a empujar la roca.
Lo hacían mirándolo sonrientes.
Otros desgastaban el pico para que la roca no volviera a caer.
ya está penso Sísifo. Ahora venceré. Ya no estoy solo. Tengo Amigos.
NOTA: dedicado a mis amigos que nunca me han dejado solo
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