1.- La historia política nos enseña que las elecciones no las gana la oposición ( cuando esto sucede ) las pierde el gobierno. Un gobierno cuya gestión fue, se mire como se mire, nefasta.
2.- La misma historia nos muestra que, cuando el gobierno - y la oposición moderada - fallan, se cargan el sistema. Crece la oposición radical.
3.- Cuando estos se cargan el sistema, llevándose por delante las esperanzas moderadas de la gente, puede pasar cualquier cosa.
4.- Las encuestas, cuando son manipuladas, pueden llevar a dar falsa tranquilidad a quienes las encargan.
5.- Los electores - y más en una situación generada por la actitud nacionalista catalana - no votan pensando en lo que vendrá. Votan pensando en quitarse de encima la situación agobiante.
Lo que vendrá les importa menos. No votan con la cabeza. Cuando están entre la espada y la pared votan con el corazón ( o con otros órganos que están más abajo )
6.- Como no nos hemos dado ( o los políticos nos han quitado ) un sistema de separación de poderes, puede pasar cualquier cosa. A ello contribuye el método de listas cerradas.
7- La manipulación de los medios de comunicación por los grandes partidos ha fracasado. La Red así lo posibilita. Para bien o para mal.
8.- La demonización del enemigo, que no adversario, es contraproducente. Así nos demuestra la historia. El PCE nunca fue tan seguido como durante el franquismo. Legalizado por Suárez se convirtió, rápidamente, en testimonial
9.- Y, por último, veremos lo que ocurre con los programas electorales y promesas de campaña. No esperen nada bueno.
Por eso fui - y sigo siendo - un escéptico abstencionista. Aunque esté mal visto. O quizás, también, por eso. Ya me conocéis ….. O no.
10.- Por último: lo que ocurrió en Andalucía es un aviso. Que tomen nota quienes tienen que hacerlo. Si no lo hacen así, la reacción de los votantes oscilará entre la radicalización y la abstención.
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