miércoles, 16 de enero de 2019
ACCIDENTE DOMINICAL
Ocurrió el pasado domingo.
Como sabéis es un día que reservo para mí. P
Para mi relajación y recreo.
Me levantaron pronto, como había pedido.
. Un inciso; estoy tomando medicación para
controlar mi hipertensión.
Los domingos desayuno fuera, a primera
hora.
Desayuné una deliciosa infusión de frutos
rojos
( que erróneamente tomé por té )
y una sola pieza de fruta.
Luego me dispuse a tomar el bus para bajar
al Centro de Ferrol. Ya me encontraba bien
y me animaba la ilusión de desconectar .
Pero, al llegar el bus al Centro de Ferrol, o-
currió lo que tenía que pasar: la infusión sin
teína se conjuró con el frugal desayuno y la
medicación contra la hipertensión. Tormenta
perfecta: me dio un mareo o jamacuco.
El conductor del autobús se dio cuenta y paró.
Estábamos en la Plaza de España.
Se acercó a mí, dando todo tipo de explicacio -
nes al resto del pasaje, y me dijo que allí cerca
había un ambulatorio, al que señaló.
Me preguntó si podía ir solo.
A esta pregunta respondió mi amor propio, no
yo. Y lo hizo afirmativamente.
Bajó la rampa y salí.
Entre brumas, fruto de la hipotensión, me dirigí
a una puerta donde ponía Ambulatorio.
Para entrar por ella ví, mejor dicho adiviné, el
bordillo de la acera.
La imprudencia y el lamentable estado en el
que me encontraba me obligaron a tomar una
decisión. Adelante! dijo mi voz interior. El mal-
dito Leónidas de Esparta que llevo dentro tomó
el mando y me dispuse a subir la acera.
De lo que no me dí cuenta es que no lo hacía por
el vado. Bueno, sí. Me dí cuenta tarde. Me enteré
cuando me estaba cayendo hacia atrás.
La leche - bofetada -.h..... fue importante. Menos
mal que el instinto de conservación hizo me enco -
giera la cabeza a tiempo.
El asunto tuvo que ser espectacular. Tanto que hizo
salir a los pacientes y trabajadores del ambulatorio.
Entre todos me levantaron.
Estaba bien, tan sólo un poco dolorido y magullado en
mi amor propio.
Examinado por una amable doctora, ya tenía 11-5, 5
de tensión. Me encontraba mejor - la adrenalina ya cir -
culaba por mi cuerpo -. No obstante la médica ( en un
ejercicio de sensatez profesional ) me recomendó que
volviera a este CAMF y descansara.
Pero.....¡ Era Domingo !. ¡ Mi día !. Tomé un té de ver-
dad y seguí. A mediodía comí y regresé al CAMF para
descansar.
Me levantaron el martes y acudí a Terapia Ocupacional
para que me examinaran la silla. Estaba bien.
Al final no pasó nada. Por eso escribo este relato, para
dejar constancia de este episodio un tanto chungo.
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