La batalla de Las Navas de Tolosa tuvo lugar en la actual Provincia de Jaén, junto al estratégico enclave del Paso de Despeñaperros. La victoria cristiana marcó el inicio del declive del Imperio Almohade.
La dominación musulmana de España había empezado en el 711. En el 756 Abderramán I se declaró independiente de los Abásidas de Bagdad y creó el Emirato de Córdoba al que ascendió a Califato.
En 1085 llegaron los Almorávides y, un siglo después, los Almohades. Estos eran los más fanàticos. En 1195 estos derrotaron a los cristianos en Alarcos. Alfonso VIII escapó por los pelos y Toledo cayó en manos musulmanas. En 1211 An Nasir preparó la ocupación entera de la Península Ibérica.
El Califa logró poner en armas 125.000 hombres muy fanáticos y tomó Salvatierra. Esto preocupó a todos los monarcas europeos. Los Reinos Peninsulares dejaron de destrozarse en guerras fratricidas. Alfonso VIII convenció al Papa Inocencio III para que proclamara una Santa Cruzada en la Península Ibérica. Este amenazó a los Reyes Cristianos para que pararan de enfrentarse entre sí, bajo pena de excomunión. Rodrigo Jiménez de Rada, Arzobispo de Toledo, anduvo por el sur francés predicando la Cruzada.Los reyes de Aragón y Navarra acudieron a la Cruzada.
En Mayo de 1212 Alfonso VIII reúne, en las afueras de Toledo, la Santa Cruzada. El ejército estaba bajo el mando de D. Diego López de Haro, Señor de Vizcaya. Formaban la vanguardia de la tropa cristiana. En pocos días llegan a Malagón. Los musulmanes de Malagón ofrecen rendirse a cambio de que se les respete la vida. Son pasados a cuchillo por los cruzados extranjeros. Alfonso VIII llegó 2 días después y observa, horrorizado, los resultados de la masacre. Comienzan los roces entre los cruzados hispanos y los extranjeros.
Dos días después los cruzados llegan a la fortaleza de Calatrava, que había sido perdida por la Orden del Temple. Fué abandonada, sin resistencia, por los musulmanes, gracias a la palabra de Alfonso VIII de respetar sus vidas.
Muchos cristianos desertan mermando el contingente hasta un 27 por ciento. Estas pérdidas son compensadas por la llegada de las fuerzas de Pedro II de Aragón. ( unos 5000 hombres).
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