En la larga, centenaria, historia de nuestro país no se dan muchas biografías de las que todos podamos estar orgullosos, como un tesoro común.
Una de ellas, sin duda, es la de Miguel Servet.
Nacido en Villanueva de la Serena (Aregón). Se formó, a la vez, como médico y teólogo en Barcelona. Aquí entabló amistad con el maestro de Carlos I, Fray Juan de Quintana, a cuyo servicio entró. Con este viajó a Roma y amplió sus conocimientos, con motivo de la coronación del César Carlos. Después de la ceremonia emprendió una gira por universidades europeas para debatir con líderes protestantes como Ecolampadio o Bucer.
El resultado de sus debates apareció publicado entre 1531 y 1532 sobre la Santísima Trinidad, que no gustó a los católicos.
Estudioso insaciable, en 1537 se matricula en Medicina en la Universidad de París.
Al publicar un tratado en el que afirmaba que los astros influían en la salud humana, fué repudiado por sus colegas. Tuvo que ser protegido por su amigo, el Arzobispo de Vienne, a cuyo servicio entró.
Alternó el ejercicio de su profesión de médico, entre los mas necesitados, con el estudio de la filosofía. PPor lo imbatible de sus argumentos y la prfundidad de sus convicciones, fué atacado tanto por calvinistas como por católicos.El 27 de Octubre de 1553 fué quemado cerca de Ginebra y poco después su efigie, por orden de la Inquisición. Así le pagaron por su independencia de criterio.
Medio siglo después varios monumentos y el nombre de algunos de nuestros hospitales nos recuerdan a uno de los mejores de nuestro pasado
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