Esta es la conocida como Puerta de Carlos I de La Coruña. O de Carlos V, pues según la tradición salió de aquí hacia Alemania para ser nombrado Emperador.
A finales de 1519 el joven Carlos I fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como sucesor de su abuelo Maximiliano. Esto le obligaba a viajar a Alemania para recibir la corona.
Unos meses después convocó las Cortes, en febrero de 1520, para discutir temas clave para el reino de Castilla. Era un momento crucial para consolidar su poder, ya que debía unir las coronas de Castilla y Aragón con sus dominios patrimoniales en Flandes y Austria y gobernar su basto imperio.
Pero en esas Cortes el objetivo principal era aprobar un cuantioso "servicio" (impuesto real) y así financiar el viaje a tierras germanas y devolver los préstamos que había utilizado para ganar la elección imperial.
Las Cortes se reunieron en dos ciudades coruñesas contra todo pronóstico, primero en Santiago y después en La Coruña, al comienzo su reinado, entre el 31 de marzo y el 25 de abril de 1520. A pesar de las presiones de los corregidores y la corte real, la mayoría de ciudades decidieron mandar a su procuradores con poderes para no votar el servicio si el rey no atendía sus reivindicaciones.
Durante la celebración de las Cortes fueron creciendo las hostilidades, que aumentaron con el uso por parte de la corona de procedimientos irregulares, amenazas, sobornos y corrupción sobre los procuradores intransigentes. Eso desataría la furia de los Notables del Reino que terminaría provocando la Rebelión de los Comuneros, que estalló en Toledo el 16 de abril y que se fue extendiendo al resto de ciudades de Castilla durante la ausencia del rey.
Finalmente las Cortes fueron cediendo a algunas de las peticiones de los procuradores y se aprobaron los impuestos por una gran mayoría: una partida de unos 800 ducados, equivalente a 2100 kg de oro fino.
El rey designó al extranjero Adriano de Utrecht regente de sus posesiones hispánicas y el 20 de mayo se embarcó rumbo a Alemania. Utilizando la puerta del Parrote o de la Cruz, bajó a una pequeña embarcación que le condujo al navío real fondeado en la bahía, comandado por el gallego Fernán Pérez de Andrade.
Por los servicios prestados durante la celebración de las Cortes, el rey Carlos I hizo varias concesiones a la ciudad como la celebración de un mercado semanal en el que no se cobrarían impuestos o la instalación de la Capitanía General.

No hay comentarios:
Publicar un comentario